1 de septiembre de 2010

21:53

Dejarse llevar por impulsos nunca nos lleva a ninguna parte, salimos perjudicados nosotros y aquella persona a la que intentas delicada mente no hacerle daño. Pero si no perseguimos nuestros sueños, si no hacemos lo que sentimos, acaba haciéndonos daño a nosotros mismos... si no arriesgas no ganas, no es así?...

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